El bronceado en interiores aumenta drásticamente el riesgo de melanoma, confirma un nuevo estudio

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A pesar de las advertencias sanitarias bien establecidas, el bronceado en interiores sigue siendo popular entre algunos grupos demográficos, pero investigaciones recientes solidifican el vínculo entre la exposición artificial a los rayos UV y un riesgo significativamente mayor de desarrollar melanoma, la forma más peligrosa de cáncer de piel. El estudio, publicado en Science Advances, revela que el uso frecuente de camas solares no sólo triplica el riesgo de melanoma sino que también causa daños mensurables en el ADN que pueden provocar cáncer con el tiempo.

Los hallazgos del estudio: una correlación clara

Los investigadores analizaron los registros médicos de casi 3.000 personas con antecedentes de bronceado en interiores, comparándolos con un grupo de control sin dicha exposición. Los resultados fueron contundentes: 5.1% de los que se broncean en interiores desarrollaron melanoma, en comparación con 2.1% en el grupo que no se bronceaba. Fundamentalmente, el estudio encontró que los usuarios de camas de bronceado exhiben daños en el ADN en áreas más amplias de la piel que aquellos expuestos principalmente a la luz solar, incluso en regiones rara vez expuestas a los rayos UV naturales. Esto sugiere que la exposición de todo el cuerpo, común en las sesiones de bronceado, es particularmente dañina.

El riesgo también aumentó con la frecuencia; cuanto más usaba alguien camas solares, mayor era su probabilidad de desarrollar melanoma. Esta “relación dosis-dependiente” subraya el impacto directo de la radiación ultravioleta artificial.

Por qué las camas solares son tan peligrosas: la ciencia detrás del riesgo

La conexión entre el bronceado en interiores y el cáncer de piel no es nueva, pero este estudio aclara cómo sucede. Según Alan Hunter Shain, PhD, coautor del estudio, las camas de bronceado “aumentan la carga de mutaciones de las células de la piel”. Si bien no todas las mutaciones son cancerosas, una tasa de mutación más alta aumenta drásticamente la probabilidad de un crecimiento celular descontrolado.

Las camas de bronceado emiten radiación ultravioleta en dosis concentradas, que a menudo superan las de la luz solar natural. Esta exposición de alta intensidad, combinada con una cobertura de todo el cuerpo, acelera el daño al ADN. Pedram Gerami, MD, autor principal del estudio, advierte que las consecuencias son duraderas: “Los pacientes pueden enfrentar exámenes frecuentes de la piel, biopsias, ansiedad por el diagnóstico de cáncer e incluso enfermedades potencialmente mortales debido a decisiones tomadas en su juventud”.

El daño irreversible

La radiación ultravioleta emitida por las camas de bronceado es distinta de la luz solar natural, con longitudes de onda e intensidades que maximizan la alteración del ADN. Una vez que se produce este daño, no hay marcha atrás. Los médicos pueden tratar las consecuencias (como el melanoma), pero los cambios genéticos subyacentes persisten.

Recomendación de los dermatólogos: evitar las camas solares a toda costa

El consenso médico es claro: el bronceado en interiores es intrínsecamente peligroso. Gary Goldenberg, MD, dermatólogo certificado, lo expresa sin rodeos: “Simplemente no lo hagas”. También señala la naturaleza adictiva del bronceado, lo que hace que la prevención sea aún más crucial.

Para quienes desean una apariencia bronceada, los dermatólogos recomiendan productos autobronceadores como una alternativa segura. Estos proporcionan el efecto cosmético sin riesgos cancerígenos.

En última instancia, esta investigación refuerza que el bronceado en interiores no es una práctica cosmética inofensiva. Es un peligro importante para la salud con consecuencias potencialmente fatales. Evitar las camas solares es una de las medidas más eficaces que pueden tomar las personas para protegerse del cáncer de piel.